jueves, 21 de febrero de 2013

El salón de peluquería.

   Cuando leí por primera vez el siguiente relato, me chocó mucho porque no se a qué hace referencia exactamente. Es un poco tenebroso y sin sentido. ¿Qué opináis?

   Tenía el pelo un poco largo. Su esposa se lo había dicho ya. Y ella solía esperar a que estuviera verdaderamente largo. Paseando por la calle vio una peluquería. Tenía aspecto de salón antiguo. Cuatro peluqueros y no menos de diez asientos. Señal del esplendor de otros tiempos. Asientos y peluqueros compartían edad. Los signos del deterioro eran evidentes.
   "Buenas tardes", saludó al entrar, pero en voz algo baja, impresionado por el silencio reinante. Le contestó en el mismo tono quien iba a ser su peluquero.
   El silencio solo se rompía por el sonido de la máquina afeitando su cabeza o por las tijeras que flotaban sobre los mechones blancos del anciano que se sentaba a su derecha. Una vez acostumbrado a esos sonidos, solo quedaba el silencio. Denso, viscoso, Eso estaba pasando cuando empezó a notar los primeros síntomas, a respirar con dificultad. "Me daría un vaso de agua, me estoy mareando". "Aquí no tenemos agua, señor -sonrió el peluquero. Ni siquiera tenemos aire".
   Jadeó. Notaba la presión en las sienes. Los peluqueros restantes y los clientes se acercaron, pero no tenían la menor intención de ayudarle. Formaron un círculo a su alrededor. Se veía dando bocanadas, cambiando de color. Rojo intenso, morados los labios. Entonces supo que iba a morir. El público, expectante, sonreía.
   Siempre había pensado que le gustaría morir en silencio, sin fuegos artificiales, sin grandes alaridos. No tenía ni idea de lo angustioso que podía llegar a ser tato silencio
   Pataleando, agarrándose a la silla con las pocas fuerzas que le quedaban, expiró. Peluqueros y clientes volvieron a lo suyo. Más tarde se ocuparían del cadáver.

miércoles, 13 de febrero de 2013

No eres libre.

   
   Me gusta esta frase porque la S representa el dinero y muestra la relación entre la libertad y este. Se refiere a que estamos atados por el dinero y este no nos deja ser libres.

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SI REALMENTE CREES EN ELLO, CUALQUIER COSA ES POSIBLE







Optimismo es:

   Levantarte por la mañana de un salto de la cama y decirte a ti mismo: ¡HOY ES UN BUEN DÍA PARA TENER UN GRAN DÍA! Y además creértelo.


lunes, 11 de febrero de 2013

jueves, 7 de febrero de 2013

sábado, 2 de febrero de 2013

Octava hipótesis.

   Estos días, estamos enfocando las clases de filosofía al tema de cuerpo-mente. Esto me hizo pensar en un atleta llamado Josef Ajram, quien se propone una serie de retos físicos para descubrir donde está el límite del ser humano. Hace dos meses, no me habría parado a pensar esta pregunta. Pero hoy, dadas las circunstancias, siento la necesidad de encontrar una respuesta. 

   Algunos de vosotros no entenderéis como relaciono el límite del ser humano con el cuerpo y la mente. Pues veréis, los que no practiquéis ningún tipo de deporte os costará entenderlo un poco más, pero los deportistas sabéis que tarde o temprano se debe soportar un esfuerzo físico mayor que el que es habitual, ya sea por un partido largo, la lucha por el primer puesto o una lesión en una carrera en la que no puedes abandonar. En estos casos, cuando el cuerpo ya no puede más y te pide que pares, es el turno de la mente. La mente siempre tiene la última palabra a la hora de abandonar porque es la que manda la señal de parar. Hay deportistas con una gran capacidad  de aguante gracias a su mente, aunque no sean los mejores físicamente, y viceversa.
   El mejor ejemplo que encuentro es uno muy cercano a nosotros: la prueba de fin de trimestre de educación física. Ya no pasa tanto, pero hace algunos años, cuando simplemente se nos pedían veinte minutos, algunos abandonábamos por culpa del flato. En este caso, es la mente la que dice de parar. Tus músculos están en condiciones de seguir, pero la mente capta algo que produce dolor y obliga al cuerpo a parar. Aunque pienses que no, que tus músculos no podían más, estas equivocado. Por ejemplo este año. Sin entrenar nada, has sido capaz de aguantar cuarenta minutos sin parar. Estoy segura de que hay gente que sin entrenar puede estar corriendo dos horas o más. Pero para ello debe tener una fuerza de voluntad grande  y no dejar que la mente y el cansancio le domine. 

   Entonces, ¿cuál es el límite del ser humano? Pienso que el cansancio físico es el que te hace decrecer o acelerar el ritmo, pero la que obliga a parar, la que te dice que te rindas, es la mente. El cansancio físico es bueno porque te ayuda a mantener un buen ritmo para cada uno. La consecuencia del cansancio físico es el dolor muscular, el cual también es bueno, o al menos desde mi punto de vista, porque te ayuda a conseguir una mejor técnica y a encontrar una buena forma de correr para que el músculo se canse lo menos posible. ¿Entonces por qué paramos cuando estamos cansados? Porque la mente detecta que algo no va bien, capta cansancio, dolor, y como la mente es sabia, te pide que pares porque sabe que así podrás descansar. Según esto, la mente sería el límite. Pero, ¿y si la meta es no parar? ¿Podemos decir que no a la mente, y desobedecerla? Claro que podemos. Podemos tener la fuerza de voluntad para luchar para desobedecer una orden que parece obvia, parar cuando se está cansado. 

   Entonces bien, si la mente está por encima del cansancio físico y podemos desafiarla ¿dónde está el verdadero límite? Se me viene una sola cosa a la mente: la muerte ¿Habrá corrido alguien hasta la muerte? Suena absurdo, supongo que tarde o temprano, la mente vence.




JOSEF AJRAM
Where is the limit?
I don't know where the limit is
but I know where it is not.